¿Soberanía energética o crisis perpetua?
¿Realmente hay algo que celebrar el 18 de marzo?
Cada año, el 18 de marzo, en México se conmemora la Expropiación Petrolera de 1938 como un acto de soberanía y orgullo nacional. En su momento, fue una decisión estratégica que impulsó el desarrollo de México. Pero hoy, 86 años después, la pregunta es inevitable: ¿realmente hay algo que celebrar?
Con una industria petrolera en crisis, una empresa estatal ahogada en deuda, una refinación ineficiente y una dependencia creciente de combustibles importados, la expropiación parece más un recuerdo del pasado que un logro vigente.
De motor industrial a problema financiero
Petróleos Mexicanos (PEMEX) pasó de ser el motor del crecimiento industrial del siglo XX a convertirse en el mayor problema financiero del país en el siglo XXI.
Con una deuda que supera los 97,600 millones de dólares, es la empresa petrolera más endeudada del mundo. Esta situación es insostenible y representa una amenaza para la estabilidad económica nacional.
Pérdidas millonarias y eficiencia en caída
En el último año, PEMEX reportó pérdidas netas de más de 620,000 millones de pesos. Esta cifra refleja una mala gestión, costos operativos desbordados y una baja eficiencia en sus procesos de refinación.
Los ingresos de la empresa no alcanzan para cubrir la deuda existente, y la falta de nuevos yacimientos de petróleo agrava aún más el panorama.
Una política energética basada en el pasado
El gobierno sigue apostando por un modelo energético que ha demostrado ser inviable. Se invierte en refinerías obsoletas, mientras la producción continúa en declive.
La administración responde más a intereses políticos que a una estrategia energética racional y sostenible.
México produce menos petróleo cada año
En los años 90 y principios de los 2000, la producción petrolera nacional alcanzó los 3.4 millones de barriles diarios. Hoy, esa cifra ha caído a 1.8 millones.
La razón es simple: los principales yacimientos, como Cantarell y Ku-Maloob-Zaap, se están agotando. Y no se están explorando nuevos campos petroleros.
El fracaso de Dos Bocas
La refinería de Dos Bocas fue anunciada como el gran proyecto para lograr la autosuficiencia energética. Pero en realidad, ha sido un desastre financiero y técnico.
Su costo superó los 18,000 millones de dólares (el doble de lo proyectado) y aún no opera a plena capacidad. Mientras tanto, PEMEX sigue importando gasolina.
México importa gasolina… y paga más
A pesar de ser un país petrolero, México tiene una de las gasolinas más caras de la región y depende de las importaciones, especialmente de Estados Unidos.
Esto evidencia una contradicción profunda entre el discurso de soberanía energética y la realidad del mercado.
Sindicato y administración: obstáculos internos
PEMEX arrastra una pesada estructura sindical. Miles de trabajadores están en puestos administrativos innecesarios, con privilegios desmedidos y resistencia al cambio.
La administración también ha sido capturada por intereses políticos, lo que ha impedido que se tomen decisiones técnicas y eficientes.
- Sector automotriz y manufacturero: Un arancel del 25% encarecería autos y autopartes mexicanas en el mercado estadounidense, reduciendo la competitividad de la industria.
- Inversión extranjera: La incertidumbre podría llevar a que empresas extranjeras reconsideren sus inversiones en México.
¿Qué necesita PEMEX para sobrevivir?
Si se desea que PEMEX sea una empresa viable en el siglo XXI, es urgente una reforma estructural profunda que incluya:
Reestructurar su deuda con un enfoque realista.
Abrirse a inversión privada en exploración y producción.
Modernizar sus procesos y reducir costos operativos.
Implementar una reforma sindical que elimine prácticas corruptas.
¿Qué rumbo tomará Claudia Sheinbaum?
La política energética nacional podría continuar en la misma línea que la de López Obrador. Aunque Sheinbaum ha mostrado una imagen más técnica y ambientalista, no ha definido un cambio claro en la estrategia petrolera.
Si se mantiene el monopolio ineficiente de PEMEX, sin participación privada y sin enfrentar su crisis de deuda, la producción energética continuará deteriorándose.
México sigue anclado en el pasado
Mientras el mundo avanza hacia la transición energética, México se aferra a una visión de los años 70. En contraste, países como Brasil, Colombia y Argentina han modernizado sus industrias petroleras con éxito.
Más reflexión, menos celebración
El 18 de marzo no debería ser solo una celebración acrítica. Debe ser una fecha de reflexión sobre lo que significó la expropiación y lo que significa hoy.
No podemos seguir hablando de “soberanía energética” mientras dependemos más que nunca del exterior.
Conclusión: entre el orgullo y la pena
Hoy tenemos una empresa quebrada que en lugar de ser un orgullo nacional, se ha convertido en una carga. Es momento de exigir eficiencia, transparencia y un plan energético realista, más allá de discursos y promesas.
Los políticos conocen los problemas en campaña y siempre tienen soluciones. Pero al llegar al poder, demuestran no tener la menor idea de qué hacer. El resultado: agravan aún más los problemas.
¿Tú qué opinas?
Comparte este editorial en redes y únete al debate. El futuro energético de México es un tema que nos afecta a todos.
Si necesitas saber más o conocer sobre este servicio, por favor déjanos tus datos y nos pondremos en contacto a la brevedad.
